por Luciano García
u otros

Me las sé todas ¿y qué?

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La filosofía para mí no es una vocación o ya no lo es. Es una condena. Es una compulsión y punto. De vez en cuando es un trabajo placentero pero gratis.

Alguien que estudia filosofía y pretende lucrar con ello se enoja con “los que se las saben todas”. ¿Para qué estudian eso los que quieren callar? Yo me las sé todas ¿Cuál es? Soy un socrático de pura cepa. Sepa, amigo. Sepa amigo sólo que no sabe, y ahí se las sabrá todas, aunque más no fuere por la negativa.
La mala fe está de onda, obvio.
Nadie piensa y luego existe en esta época salvo en esos breves lapsos en que nos ocurre ser solipsistas de ocasión, que a todos nos pasa cada tanto, y creo que es ne’sario incluso, mal que les duela a los muchachos de izquierda. El filósofo posmo es socrático. Sabe lo que sabe pero sabe que eso es una nada contingente. Pero aunque sabe que lo que sabe no lo hace sabio y no es más que una equivocación útil, trabaja con lo que sabe porque el socratismo es demasiado sucinto e irritante y se paga poco, y tiene que trabajar de maestro y los alumnos reclaman oradores, o sea gente que sabe, y tiene que vender sus artículos y reseñas, o sea que parte de lo que sabe y no responde a todo con un queseyó en el sentido de meimportaunbledo o norrompaslasbolas (a eso lo hace cuando no trabaja de filósofo), si no que se pregunta en el sentido de Montaigne ¿qué sé yo? y da cuenta de ello y en el mejor de los casos de ahí mayeutiza o aplica el método deconstructivo que inventó el alter ego de Renato Cartesio, su genio malvado.
Y así el buen filósofo, yo por ejemplo, se las va sabiendo todas de este modo…




9-1-06