por Luciano García
u otros

ESQUIZIA y la filosofía. El... filósofo... un personaje




Una cosa es Nietzsche –un loco fascista– y otra cosa son los nischeanos del paper –su disimulo a sueldo-. Una cosa es aquel filosofando en nombre propio y otra estos. Muchos aluden al jueguito de palabras nom propre-non propre. Con este ardid se obtiene la expropiación de filosofía en nombre propio: el típico impersonalismo consensual rubricado con D.N.I., pan nuestro de cada día. Entonces habrá que proponer la maniobra opuesta de apropiar filosofía en el anonimato: la deunamorización de la metafísica.
Macedonio inventó una estrategia que consiste en la erección de una filosofía sin autor. No es exactamente el pensamiento anónimo que describía Foucault aunque se le parece. Consiste en convertir al Autor en Personaje, y ubicar allí al sujeto de enunciación de un texto filosófico y en definitiva de “una filosofía”. Es lo que sucedía en “No toda es vigilia la de los ojos abiertos” cuyo autor es el personaje Deunamor (El no-existente caballero). En ESQUIZIA continuamos ese gesto. Se trata de sacar a los personajes de la vida, de la ilusión de vida, y trasladarlos al lugar de la enunciación. Los personajes, en todo caso, no están en lo representado, porque no hay representación alguna, o porque no hay objeto a representar. Son autores. No creemos en la metafísica o teoría del seudónimo. Seudónimos anónimos u ortónimos esos “nombres de autor” o su ausencia refieren a un “personaje”, personaje-autor. Bajo esa condición, bajo esa convención, se levantan textos literarios o seudoliterarios, críticos o seudocríticos, filosóficos o seudofilosóficos. Desde este punto de vista, o sea desde esta estrategia, la división ficción-realidad tiene sólo una facticidad convencional (en el sentido del nomos en cuanto no-fisis); es un arbitrio desprendido de una determinada configuración flagrante de lo llamable por ejemplo “poder”. De esta manera, no pueden considerarse textos de ficción, porque o todo texto lo sería, o no lo sería ninguno. No hay filosofía sin filósofos, pero los filósofos son personajes que habitan la “vida”, son personajes de un mundo o universo, que es al mismo tiempo una novela: el de la intersubjetividad. Hay textos filosóficos o que tocan lo filosófico, pero más que tener autores anónimos, portan autores que son personajes: anónimos seudónimos u ortónimos, aunque estas designaciones son paradójicas.