por Luciano García
u otros

Eneamigovios (O del filósofo al forro)


¿Sos callejero? Bancatelá




Los griegos destituyeron al Sabio (personaje de un universo presocrático, oriental) e instituyeron al Amigo, al Amigo de la Sabiduría o Filósofo. ¿Pero qué pasa en un mundo en el que se asiste a la Universidad a hacer y padecer sicoanálisis a quemarropa, en el que todos somos sospechosos, o como escribe Deleuze, todos los gatos son pardos? ¿Cómo construir una “amistad filosófica” bajo el régimen del onticismo paranoico y bajo la viveza sicoanalítico-criolla de un concepto neoargentino de “amistad”? ¿Cómo pasar de la divanización al agorismo?

Con un aristotelismo invertido: “Enemigo tuyo, Platón quérido; pero más enemigo de la Verdad”.

Esta enemistad, como aquella amistad original, estriba en la conjunción adversativa: pero. No somos hombres libres, no nos une – dijo nuestro Homero – la filía sino el espanto. La democracia parcial de los griegos estaba compuesta de esclavos y filósofos; la democracia total de nosotros, sólo de esclavos, de esclavos-filósofos. Qué agón se puede esperar de un medio ambiente cuyo antrophos no es el nieto del Hombre de Corrientes y Esmeralda, sino un Homo Arltiano televidente: esclavo del dinero y de la traición, o sea de la Mujer. O sea el lado oscuro del tango, el tango contenido-latente: el Hombre-Mujer. Una mujer barbuda que sin embargo no se acuesta con sus amigos – como el griego original – sino que, mientras aprende filosofía sobre mesas que nunca preguntan, los acuesta. No es el antropocentrismo como divinización sino el otrocentrismo como divanización.
La amistad como amistad filosófica – entendida por Deleuze-Guattari- incluye en su cama vertical a un tercero en calidad de ente objeto o esencia llamado por Platón Eidos o por Deleuze Concepto y al que ambos prefieren a cambio de su interlocutor como indica la máxima del estagirita.[1]
La amistad sicoanalista será una amistad de bitransferencia y birresistencia, indiferentes y en todo caso falsas, que no quiere participarse de la Idea sino calcularse mutuamente el Icc.
- ¿No será puto, no será de la SIDE, no me querrá hacer el orto o afanar la billetera? – se pregunta el nuevo amigo filosófico.

Lo que quiero significarles, amigos míos, es que el diálogo platónico del nuevo amigo filosófico argentino no está ya ni siquiera en las cachadas entre Samuel Tesler y Adán Buenosayres (a esos se les llama hoy “conocidos” no amigos) sino en los parlamentos de La Causa Justa de Lamborghini.
La amistad argentina no es platonista sino peronista. Cuando el peronismo todavía era una parte del todo nomás, el agonista turrito, jodón y matón, se llamaba “compañero” y decía: “Para el amigo todo, para el enemigo, ni justicia”. Esa es una de las grandes máximas del compañerismo justicialista. Para el amigo todo: “Si fuera puto te la chuparía”. Pero desde que el peronismo devino menemismo dejó de haber compañeros y gorilas y el otro se convirtió indiscriminadamente, como en un cristianismo invertido o tribalismo único, en “hermanito quérido”. Es la pananimalización del otro o del agonista: todo otro es un gorila indica el neoperonismo menemista o darwinperonismo o darwinismo socialnacionalpopular o molarismo atomista de granhermandad solipsista o fachismo del tous contre tous o del hombre gorila del hombre, o compañero lobo del compañero.





[1] Con la filosofía los griegos someten a un cambio radical al amigo, que queda no vinculado con otro sino con una esencia objetividad o entidad: Amigo de Platón pero más de lo verdadero, de la sabiduría, o en este caso del concepto. (Deleuze-Guattari,“Qué es la filosofía”, p. 9). El filósofo es el amigo del concepto.